Por Isabel Pérez Santana
Santo Domingo-20-8-10-RD
De niña pasaba por el frente de esa casita que me parecía tan linda y a la vez tan inaccesible.Siempre cerrada. Sólo su belleza se exponía al público, produciendo esa sensación de hermosura y laboriosidad de la naturaleza.
Era la época de Trujillo, y toda el área estaba poblada de casas elegantes, limpias, siempre bien pintadas. Me deslumbraban sus escaleras señoriales.
Hoy, momento histórico, todos los dominicanos vemos las cosas diferentes. Son diferentes gracias a todos y todas. Cada dominicano y amigos, tanto individuos como naciones hemos puesto nuestro granito de arena.
Debido a un diplomado que se realiza en los salones del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), tuve que desplazarme hasta la casita de las raíces. Allí se entregaría el material de apoyo.
La entrada, aunque es una cuesta, no tiene gradas, excepto al entrar en la casa. Caminé el sendero, saboreando cada tramo. Degustando la historia.Al entrar en la galería miré el techo de la casa, tiene todo el maderaje antiguo, y el techado de cinc.
¡Que hermoso! Di un pequeño paso mirando toda la estructura conservada, mirando el respeto que los decoradores modernos han tenido por esta joya. ¡Benditos sean!
No más tiempo a la observación y entré a la oficina del Comisionado, nunca había visitado el lugar y entré por la primera puerta que vi. Al entrar el primer rostro que veo es el del Comisionado, doctor Lino Vasquez Sámuel.
Alto, elegante él y el traje que llevaba puesto.¡Que corte! Traje y hombre formaban un conjunto que interactuaba con armonía en aquella oficina.
Respondió mi sencillo saludo con uno igual. De inmediato se apersonó una señorita y al saber el motivo que me apersonó en el lugar, me dirigió con esactitud donde me entregarían el meterial.
Para ello debía salir de nuevo a la calle, dar la vuelta en la esquina, y entrar por la próxima puerta. Así lo hice, pero me encontré en la puerta de la cocina de la casita de las raíces, y tenía al doctor Vásquez Sámuel de nuevo frente a mí. Estaba utilizando la puerta trasera para salir.
Se activó un agente de inteligencia, un poco retador, pero me indicó la puerta correcta. Ambos reímos de buena gana. En eso, el señor Vásquez salió, pienso su vehíulo se fue,no lo vi más.Tampoco lo estba buscando.
Sólo buscaba el material del diplomado. Pero en caso de buscar a algún ministro, no me procupo mucho, pues como dijera el colega Juán Bolívar Díaz, el periodista siempre tiene de dónde sacar sus noticias.