Escribe: Isabel Pérez Santana
Santo Domingo-7-11-9-RD
Me vestí dos horas antes. Me desplacé al Teatro Nacional, lugar designado por mi hijo para recogerme, e irnos juntos a disfrutar de una joya más,transformada en concierto, en la voz de Julio Iglesias.
Tuve tiempo de terminar de leer un pequeño libro. Sentada debajo de un árbol iluminado, en el frente del Teatro.
Recordé el ataque de que fue objto Vianco Martínez y me propuse sólo esperar a mi hijo, disfrutar de la majestuosidad del ambiente, y hacer algo útil para mi, mientras esperaba el momento de irme al concierto.
En ese ánimo estaba, siempre cuidando de no molestar a alguien, anclándome en lo de Vianco. De pronto se activó un delincuente que alevosamente se situó en el origen del aire, por donde entraba la brisa a los predios del Teatro y llenó el aire de vaho.
Aquella despreciable acción la delaté con lenguaje de signos, en lo que pude, y llamé a la policía, siempre con lenguaje de signos. Miré hacia donde estaba la persona del acto delincuencial y vi a una hombre de unos 5:7, aproximadamente; tenía vientre protuberante. A contra luz; camisa rosado oscuro y pantalones claros. Otros hombres aparecieron en la escena, vestidos igual.
Terminada mi lectura, me dispuse a dar paseitos en toda el área frontal. Es agradable caminar en lugares como ese. Sonó mi celular, era mi hijo para confirmar que le esperaba. Se asombró de mi llegada en avance al lugar del encuentro.
En mi paseo encontré a una joven actriz de teatro, egresada de Bellas Artes y componente del grupo de teatro Pie de Puente. Este grupo está formado por seis actores. Fundado y dirigido por Richarson Díaz.
La joven actriz llama Delia Castro, le acompañan en la composición de este equipo teatral Pedro Sierra, Heidi mejía, Pieter Saíd, y Miguelina de los Santos.
Ya han presentado varias obras y actualmente trabaja este grupo en una presentación estimada para el próximo febrero.
perfil les desea los mejores éxitos.
Mientras hablaba con esta joven actríz llegó mi hijo, Aldo, el de los ceritos del drifti, a recogerme.
Partimos felices para el Centro Olímpico. Debimos estacionar el vehículo fuera del área, por el congestionamiento.
Dentro, mientras buscábamos lugar para sentarnos, encontramos a varios amigos a los cuales no vehíamos desde varios años atrás. Al verlos afloró la muerte de mi hijo Carlos y lloré a raudales, en pleno lugar del concierto.¡Dios!… Saludamos a otros que, desde el día de la muerte, en la funeraria, no los había vuelto a ver…
Pasó todo el lapso de Fernando Villalona y no pude sacar una sonrisa. Su trabajo estuvo majestuoso. Tanto que pensé a Julio le daría trabajo superar aquello.
Pero me equivoqué. El sabor caribeño, travieso, juvenil y adulto a la vez de Fernándo, no le supo a nada a la pasión profunda, expresada en gestos…sólo gestos llenos de significados del alma, del espíritud y del cuerpo, acompañando aquella voz.
Claro, sabemos que Fernando estaba en el papel de abrir el concierto de Julio.
¡Julio Iglesias tomó ese escenario y reescribió su historia!
Tocó un área que podría llevarle más lejos de lo que él supone. Tocó el área de la vida íntima de las parejas. Les invitó a explorar una nueva manera de hacer el amor, pero sin vulgaridad. Su invitación contenía profundo amor. Genuino amor por hacer de las masas personas felices.
Ese renglón aún está virgen en un alto porcentaje en nuestro país. Esa temática es un filón en República Dominicana. Sobre todo al nivel que lo trató. Fue a un nivel sublime, pero dinamizador. Tanto que dieron ganas de hacerlo. Pero no con morbo, sino con amor. ¡con mucho, muuuuuuuuuuucho amor! Fue como una invitación ministerial. Sacerdotal.
Considero la vida de este tío tiene dimensiones no desarrolladas, gestoras a niveles diferentes, inexplorados.
Ya a estas alturas del consierto pude reir, me regocijé cuando Fernando Villalona y Oscar de la Renta subieron a escena a cantar juntos con Julio. El concierto tomó una dirección que yo también lancé mi huuuuuuuuuuujaaa con bastante frecuencia, y de do sostenido para arriba.