Por Isabel Pérez Santana
Editora
Santo Domingo-1-11-10-RD
Hoy es un día en el que hago honor al objetivo de los blogs. Ser la bitácora de los usuarios. Hasta hoy no la he usado como tal. Pero si ese es el objetivo…¡!.
Puse mi reloj desperatdor para que sonara a las 4 a.m., a esa hora puedo tomarme el tiempo que desee para despertarme sin las prisas que impone el diario vivir, y orar…también sin prisa.
Es lo mejor que un cristiano puede experimentar, orar sin prisa, hablar con Dios sobre muchas cosas y poder esperar a que él responda sin la presión del tiempo.
¡Con todo el cuerpo despierto, todo el organismo brillando, alerta y con capacidad para el diálogo divino!
Ahí, en esas oraciones cuando las personas dedican tiempo para no tener prisa, es cuando Dios se las luce, se compasea con sus hijos e hijas y se establece una comunión preciosa.
No es el único momento, ni la única manera de en contrar a Dios, sólo es una de las innumerables que hay.
Acostumbrearse a ir delante de Dios sin prisa es mantenerse sin prisa. O por lo menos con buen tramo ganado.
En perfil invitamos a quienes nos lean a iniciar ese estilo de vida.