Por Isabel Pérez Santana
Editora de Perfil
Santo Domingo-2-10-RD
El sueldo de un obrero de la construcción es alto, y vehía mi casa, donde vivo, deteriorarse sin poder repararla.
Decidí hacer un curso de maestría de construcción, porque veo que los maestros constructores hacen y reparan sus casas con mayor facilidad.
Terminado el curso, las cosas han cambiado notablemente. Ya mi casa no presenta tanto deterioro, pues le doy cuidados con más conciencia y responsabilidad.Además me sirve de terapia contra la tensión.
En estos días decidí iniciar los trabajos de una habitación en la segunda. Siempre me gustaron. También a mi madre. Y me he envuelto en iniciar los trabajos de la segunda planta. Yo sola, hasta donde se puede solo.
Soy nueva en el oficio y muy de libros, todavía. Pero tengo un tío constructor práctico con muchos años de experiencia.El es mi anclaje.
El texto dice que la base de una columna es tres veces la dimensión de la misma. Calculé que esto debía ser integralmente. Es decir, tres veces la dimensión de la columna más la misma medida para lo profundo, teniendo en cuenta el tipo de terreno.
Para confirmar llamé a mi tío, pues el mundo de la construcción no acepta dudas. En ello se juegan vidas, dinero,nombre social, y escándalos. ¡No creo que alguien esté dispuesto a exponerse a semejante situación.
Le pregunté a Luís (Pilín) acerca de la profundidad que debe llevar la columna que deseo construir. Una columna de doce pulgadas de ancho. Lo de los lados de la base lo tenía claro, pero dudaba de la profundidad y mi espíritu se inquietaba al pensar en ello.
tío Luís me dijo que la profundidad depende del terreno. Le informé que construiría sobre caliche. Me respondió que le diera un metro de profundidad. La columna es para dos plantas.
Entonces me alegré de consultarle. ¡A dos plantas, en terreno de caliche, él le aplica a la base tres veces la dimensión de la columna! ¡a mi tío Pilín nunca se le ha caído una edificación!
¡Cielos! Mis cálculos resultaron correctos. La dimensión es integral, pero siempre es necesario considerar el tipo de terreno. Eso lo repitió el profesor en clase, contínuamente. Pero hasta este momento lo entendí.
Bueno, sólo contaba con una pobrecita coa, con la cual ya había inicidado la base de la columna. De modo que corrí a la ferretería y adquirí un hierro puntiagudo, comodísimo y ya mi espíritu no salta. Estoy tranquila.
La idea de comenzar yo sola este rabajo duro se la debo y mi colega y amiga Xiomara Henso, la cual me aconsejó comenzar block a block, otra amiga reforzó leidea cal contarme quesu padre construyó su casa de esa manera.
Una de mis preferencias es tener todos los recursos y hacer el trabajo de un tirón. ¡No esta vez!